Nos encantan los vinilos,
y desde su existencia nos han acompañado siempre: en los momentos más íntimos y en los más multitudinarios. Bueno, nos ha acompañado la música que llevan dentro: las melodías y los ritmos. Ellos son objetos únicos, con vida casi propia y olor peculira a portada usada. Los discos, esos sencillos, en este caso, forman parte de los guateques domingueros, con olor a humo, sudor y mezcla alcohólica almibarada...pero también sus imágenes de portada son iconos esenciales que nos han hecho compañía onírica de mitos e ideales lejanos de estrellas del microsurco...
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